Una rosa como el corazón.

Una rosa como el corazón.

sábado, 29 de enero de 2011

Curioso Color Negro

Hermoso contemplar. Pequeña habitación. Disfrutando de mi imaginación enferma me paralizo en el tiempo. No recuerdo haber hecho algo en este pequeño haber insignificante... no poseo noción del tiempo, ni de mi entorno social. Son millares de orquestas sordas y carnavales amorfos dentro de mi cabeza. Son detalles incompletos, complementarios, gemelos, que dan molde a los fenómenos de la cordura.

Esta habitación no es normal. Hace efecto en mis pensamientos, eso es lo que mi razón descubre. Tres paredes de mármol, una puerta sin uso ni picaporte, pero si una abertura en ella, de aquellas que se usan para ver a través del material. Piso de vidrio, un único gran pedazo de vidrio grueso, grande, totalmente traslucido. El techo, forma parte del mismo mármol que las paredes, falta aclarar que el lugar tiene un acabado en forma de triangulo. Las paredes y el techo, son totalmente blancas, y una silla en el medio de la habitación. Ahí estoy, reuniendo fragmentos de algún sentimiento que me posibilite algo de valor. La curiosidad me invade cada vez que reflexiono sobre mis principios, cada vez que observo la abertura en la puerta.

Luces de colores, bailando... recorren la habitación en circulo, brincando, apareciendo y desapareciendo, es divertido contemplarlas. Sigo su recorrido, presto mi razón a entender su idioma. Descubro su objetivo y revalorizo mis interpretaciones. Verde, azul, rojo. Otro movimiento. Amarillo, rosa, violeta. Infinitos.

Los incandescentes muros de color blanco dan reflejo y brillo a todo el espacio. Su blanco suave da toque a todo en este momento. Sin el no se distinguirían los colores a mí alrededor. Distingo lo real de lo abstracto con mucha dificultad, pero me adapto y controlo mi ser, aunque estuviese soñando.

Cada rodeo y estallido que produce mi ego hace que me sienta raro. Verde, amarillo, azul. Otro movimiento. Me incitan a lo desconocido, me muestran su carácter. El desconcertante blanco de las paredes de sólido mármol desaparece., siendo sustituido por un verde claro. Mi cuerpo siente cosquillas, no entiendo nada, nunca lo hice.

Mi curiosidad crece, como si algo bueno y afortunado me esperase a través de aquella impaciente abertura en la puerta de marcos redondeados. Colores, los había olvidado. De repente, sin darme cuenta ya no estaban. El verde claro de las paredes, junto a la puerta, la cual se adaptaba al color del mármol, había vuelto a su aspecto original. Era todo mas frío, mas serio y calmo. El vidrio en el suelo no se había movido. Reflejo todo lo que había ocurrido.

Mi cuerpo tiembla. Me estremezco. Me invade un vértigo infinito. Centre la mirada sobre la puerta, necesito saber que me aislaba de esta habitación. No puedo levantarme de la silla, el vértigo se apodera de mí. Cada mirada apuntada hacia abajo consume parte de mis fuerzas. Con algo de hincapié sobre la silla, tome una posición algo apta a poder caminar. Sin fuerza alguna, pero con deseos infinitos y curiosidad perpetua por mirar en esa abertura, me atreví a dar un paso al frente. La distancia que me separa de la puerta era de unos veinte pies. El blanco desaparece una vez mas, pero no es verde esta vez su sustituto, sino negro... un oscuro, sin volumen e incoherente color negro. Siento una corazonada, y mi garganta se seca como si hubiese engullido tierra... sin embargo me aproximo cada vez mas a la puerta. Poco a poco, paso a paso, mi cabeza comienza a desordenarse. Sobrevivo con el único objetivo de alcanzar lo inalcanzable a tales condiciones.

El deseo se ha apoderado de mí. El deseo que conlleva a la curiosidad nunca acaba bien, pero no me importa.

Mi mano acaricia alfin el duro y frío mármol con el que, al igual que los ya existentes muros de esta locura, estaba hecha la redondeada puerta. Un escalofrío recorre mi espalda haciéndome temblar. Me apoyo en la puerta, con el cansancio mas duro y largo jamás sentido, cierro los ojos por un segundo, un segundo que se vuelve eterno, el segundo en el que me perdí en mi ser, y desenfoque toda reacción de la realidad. Abrí otra vez los ojos, y mirando la puerta me decido a echar vistazo a través de la abertura. A través del pequeño cuerpo cristalino de la abertura se puede ver una habitación, similar a en la que yo me encuentro, pero a diferencia de esta, en esa habitación hay una persona, mirando a través de otra puerta en la misma posición en la que yo estoy. Cerré los ojos nuevamente. El grueso vidrio en el piso se quebró, puedo sentirlo. Abrí mis ojos deseando lo mejor, pero ya no pasaba nada, la oscura totalidad de un curioso color negro rodea todo mi contorno.

Fin.


By Merrick Lovecraft.

3 comentarios:

Edward Sognatore dijo...

Ehhh, ¿Cómo es que no le había dado seguir al blog en todo este tiempo xD?

Merrick Lovecraft dijo...

No lo se xD. ¿Y como es que escribiste eso y no comentaste el cuento? xDDDD

Edward Sognatore dijo...

Camarada, porque pasamos hablando de él como una hora cuando lo escribiste ¿recuerdas? Me lo enviaste por msn y pensé que la opinión sobraría mucho xD

Pero me encantó el cuento, de ahí que me recordara que tenía que ser seguidor ^^