Una rosa como el corazón.

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martes, 25 de noviembre de 2008

La ciudad perdida, Silar

La ciudad estaba en el interior de una cueva. Aunque mejor que ciudad se debería de llamar restos de la ciudad. La cueva tenía una altura conmensurable, difícil de calcular ya que la oscuridad cubría casi toda la parte superior de la cueva. En las pocas secciones que se podían ver de la parte superior de la cueva, se podía diferenciar un mineral cristalino indescriptible, este mineral reflejaba la luz que se podía emitir con cualquier aparato. Las paredes de la cueva eran de un negro opaco, que declaraban que en aquella ciudad hacía tiempo que no entraba nadie, también demostraba que la cueva estaba dentro de un volcán que llevaba mucho tiempo inactivo probablemente desde el principio de la existencia de la ciudad. En el suelo se podían diferenciar con facilidad antiguas baldosas de la antigua civilización. Estas baldosas eran de granito finamente trabajado. Las baldosas estaban rodeadas de una arena solidificada ya por su tiempo de estancia en la cueva. En algunas zonas se podía diferenciar algún pequeño complejo de musgo. La ciudad estava determinada por un seguido de líneas rectas, los edificios eran como mucho de dos plantas, el único edificio que disponía de más altura estaba en el centro de la ciudad. Este edificio tenía unas runas grabadas en las paredes, estas runas eran de hexahidrita, no tenía ninguna ventana ni puerta, en si parecía un solo bloque de piedra. En uno de los lados había una escalera que permitía subir hasta la parte de arriba, entre las runas y su aspecto se daba a entender que antiguamente se utilizaba como altar para los sacrificios. El resto de los edificios no tenían ningún tipo de runa gravada, pero sí que disponían de puertas y ventanas para poder acceder a su interior. Los interiores de los edificios casi no disponían de mobiliario, en algunos casos había los restos de alguna mesa y armario, pero en otros ni siquiera eso. Seguramente las termitas habían acabado con los muebles, ya que había pequeños trozos esparcidos por todos los interiores.


By Raistlin

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