Una rosa como el corazón.

Una rosa como el corazón.

lunes, 15 de junio de 2009

Diario de mi muerte.

Diario de mi muerte.

“Mi forma de pensar me impide la creación de un testamento, por lo que todo lo que debía decir lo dije frente a mi dios antes de morir”, esto, es solo lo que creo que se me ocurrirá al instante de mi muerte.

No me dejaba llevar por lo que la gente y mis amigos decían de mí, de mi forma de pensar, y por sobretodo sobre cuanto me gustaba escribir sobre la vida, y cuan sencilla puede ser. No existía en mi rastro alguno de experiencia sobre la vida… simplemente creía que no la necesitaba, creía que es suficiente creer que la misma puede contradecirnos cuanto quiera , para torturarnos una, y otra… y otra vez…

Escribo este pequeño relato, porque se que nadie escuchara lo que tengo que decir… creen que estoy loco… este, es el diario de mi muerte.

Siempre fui algo tranquilo y conservador, o eso puedo decir con respecto a lo visual… yo nunca creí en el amor ni en la felicidad, solo en el odio y el poder. Pensar que nos tratamos como conocidos y amigos… que estupidez, son solo términos para omitir la verdad. Nadie tiene amigos, todos tenemos enemigos, y por igual, todos somos neutrales.

¿Qué me condujo a esta forma de pensar?, pues simple… la verdad. Estaba arto de mi vida, de lo que todos hacían y eran… debo confesar que nunca tuve miedo a morir, a pesar de lo que decían. Yo sinceramente deseaba morir, pensaba que la muerte era solo la representación de la vida, en su lado verdadero… donde nada tiene doble sentido y la falsedad no existe. ¿Y que si no era así…? Era mi única manera de saberlo.

Mi dios era lo único a lo que le mostraba respeto… por hacerme ver este mundo de una manera sincera, aunque deseaba mostrarle a el lo que un hombre puede hacer ante la mentira, y he aquí mi prueba.

Lo tenia todo preparado… la hora de efectuar mi idea había comenzado.

Eran las 3 AM y yo seguía despierto… todos disfrutaban del sueño profundo en mi hogar, pero yo decidí levantarme. Tome un pedazo largo de soga, que se encontraba en el garaje, y me dirigía hacia el segundo piso cuando me detuve, y me dirigí hacia mi cuarto nuevamente. Tome un par de hojas, una lapicera, y comencé a escribir. Escribí algo no muy largo, pero si importante para el que se preguntara porque lo haría… y con que fin.

Deje las hojas sobre mi cama tendida y me dirigí hacia el escritorio donde volví a tomar la soga y así entonces salí al balcón.

No estaba arrepentido, lo estaba disfrutando, era algo que sabia que cambiaria mi entorno y que lo deformaría.

Con la soga en la mano, tome un extremo y lo anude a las rejillas de la baranda y el otro extremo a mi cuello, y entonces, quede sorprendido… ocurrió lo que había creído que pasaría… pronuncie la oración que mi verdadero padre me había regalado, indique en mi cuerpo la señal de la cruz. Me pare en la baranda, y di un paso adelante.

Descubriría una nueva vida… una nueva sorpresa.


-Listo… -

Pensé, y apoye la lapicera en el escritorio.

-Este será… el Diario de mi muerte –

Dije con una soga en mi mano y mirando mis escrituras.


1 comentario:

Anónimo dijo...

Ai que HERMOSO ese escrito! Fascinada estoy. Muchos besitos.