Una rosa como el corazón.

Una rosa como el corazón.

lunes, 29 de octubre de 2012

Un sueño profundo.


-Prométeme que nunca te iras papi.
-Te lo prometo Melany, nunca te dejaré.

A pesar de no entender en absoluto porqué me encontraba en aquel patio, lo que mis ojos veían me resultaba familiar. Su padre la abrazó fuerte, y continuaron jugando con los utensilios de cocina de plástico. Era hermoso, a pesar de no conocerlos. Intenté acercarme, pero me resultó imposible. No avanzaba a pesar de poder moverme, los metros se volvian kilómetros. El rubio lacio de la pequeña reflejaba la sonrisa de felicidad de él, quien la protegería de por vida.

-Estamos orgullosos de ti hijo, estamos felices de verte feliz.
-Gracias, padre, madre, ustedes y su amor fueron y son las causas de esto.

En un abrir y cerrar de ojos aparecí a un metro y medio de otra escena. Tampoco pude reconocer a los protagonistas. Continuaba sin poder desplazarme. Presenciaba aquel momento como si estuviese ocurriéndome a mí. Se saludaron efusivamente, y él partió en su auto.

-Nosotros no podemos tomar la decisión, está completamente en manos de los afectivos familiares.
-Entiendo... ¿Cuánto tiempo mas puede permanecer en este estado?.
-Es imposible saberlo señora, sólo queda esperar, o que su familia decida reconsiderar la segunda opción.

Lo que me resultaba aun más curioso, era la desconocida razón por la cual no podía desplazarme de un lugar fijo, o inclusive hablar. No sentía necesidades, solo emociones. Solo observaba y pensaba.

-Eres todo para mí, y lo sabes mi amor.- Un castaño ondeado de corta extensión.

Otra nueva escena, extrañamente más familiar. Sol radiante, un niño y una niña jugando en la arena. El sonido de las olas rellena la soledad del lugar. Era nuevamente una hermosa sensación la que mi cuerpo experimentaba. Felicidad plena, rebosé de ella.

-No, el efecto toma lugar luego de 4 minutos y no tiene vuelta atrás, no puede detenerse una vez aplicada la inyección.
-Entiendo... tomamos una decisión. Queremos verlo una vez mas antes de hacerlo.

Las escenas se repitieron una y otra vez, pero no me cansaba de sentir lo que aquello me producía.
 Para mi sorpresa, aparecí en una situación diferente a las anteriores. Ya no sentía la alegría de la que hasta entonces había gozado en aquellas misteriosas experiencias. No sentía nada. Me encontraba sentado a la derecha de otro hombre, en el asiento delantero de un auto. Una carretera casi desolada, un verde majestuoso a cada lado, el cielo despejado. Intenté reconocer a mi compañero, quien conducía aparentemente sin concentrarse lo suficiente en el camino, pero me resulto imposible. Su rostro se encontraba nublado, no podía distinguir sus facciones o gestos. La escena difería mucho a las frecuentadas.

- Liam H. Shary permanecerá en los corazones de su familia. Aquí termina su espera.


Comencé a sentir temor. Este crecía lentamente, haciendo que comenzara a inquietarme. Mi acompañante se agachó para buscar algo bajo el asiento, y no volvió a incorporarse. Luego de unos segundos, me desesperé inevitablemente y comencé a sacudir su brazo para que vuelva a mirar la carretera. Se aproximaba otro auto en dirección contraria, y aun no conseguía reacción alguna en mi acompañante. Quise controlar la dirección para evitar el posible accidente, pero me resultó imposible moverla. La desesperación me consumía e intenté lo impensado. Para mi sorpresa la puerta también se encontraba fija, no podía abrirla, ni siquiera la ventanilla. Los metros entre los dos automóviles se reducían a cada segundo. Él se incorporo y rápidamente se dio cuenta de la situación. ¿Por qué no respondería a mis alertas?. Para evitar un choque casi inminente, giró bruscamente hacia la derecha. Décimas de segundo previos a un impacto seguro contra un pequeño canal de agua que se encontraba al costado de la carretera, el cielo, la tierra, el auto y mi acompañante se descompusieron en pequeñas partículas que se perdieron en una infinitud de color blanco.
 Sentí un sueño repentino. Cerré los ojos y sentí como alguien me tomaba de la mano, por lo que quise reabrirlos para descubrir quien era. Lo primero que vi fue el techo blanco de lo que parecía una habitación de hospital. Miré a mi alrededor, y allí estaban los protagonistas de aquellas escenas, de aquellos momentos que reviví una y otra vez. Una pareja de ancianos, la mujer de castaño, el niño, y aquel rubio lacio... la niña. El sueño era cada vez más profundo, se volvía insostenible.
 Sólo recuerdo lo ultimo que oí.

-¡Papi!¡Mami, papi despertó!.

Fin.

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