Existe
un mundo en el que solo existen colores danzantes. En ese mundo cualquier pude
tener las mejores aventuras de su vida. Pero existe un problema... todos
debemos dejar ese mundo atrás algún día, para entrar en otro en el que reinan
el blanco y el negro. En el mundo de blanco y negro viven muchos tipos de
personas: Personas tristes, personas sin familia, personas cansadas, y también
personas egoístas.
El día en que Narena, una chica no muy chica,
pero tampoco muy grande, tuvo que dejar el mundo de los colores para vivir en
el mundo de blanco y negro, no supo qué hacer. Las flores eran negras y se
deshacían cuando las tocaba; Las paredes sólo eran de ladrillos grises, unos
pegados a otros; Las personas no la miraban, porque todos miraban al suelo
cuando caminaban o cuando hablaban con otros; El cielo no tenía nubes ni sol,
pero iluminaba a todo por igual... dando colores blancos y negros y grises a
todo lo que cubría. Así, Narena, la única chica de colores que contrastaba en
aquél frío y triste lugar, comenzó a parpadear muchas veces, pensando que todo
era un sueño, que todo aquello era una mentira. Segundos más tarde su ropa comenzó
a perder el color. Luego olvidó cómo sonreír. Comenzó a llorar, y cuándo miro
al suelo como todas las demás personas a su alrededor, encontró un pincel. Secó
sus lágrimas, se sentó bajo un árbol gris, y pensó: ¡Puedo devolverle los
colores, la vida, a éste mundo triste y gris! Pero, ¿Cómo, si no tengo
pinturas?. Se enojó tanto por comprender que su idea genial acababa de
frustrarse, que tiró con todas sus fuerzas el pincel contra el árbol... ¡PUF!
El marrón salió de la punta del pincel que había tocado al árbol como un manto,
envolviéndolo en el color original de su madera.
-¡Si!
¡Solamente tengo que pensar en el color que quiero usar antes de tocar las
cosas!- Dijo en voz alta.
¡PUF!,
y una pared de un edificio de mil pisos se pintó de naranja, con dibujos de
pájaros y nubes, como el grafiti más largo jamás pintado... ¡PUF!, y el agua
del arroyo que cruzaba aquella ciudad se pintó de color azul... ¡PUF!, y las
plantas, el pasto y las copas de los arboles recobraron su verde original.
-¿Y
si...? - Dijo Narena, y tiró el pincel hacia el cielo mientras pensaba en el arcoíris.
¡PUF!,
y el cielo se pintó de celeste, apareció un sol dorado y miles de nubes bañadas
del oro radiante del sol. Pero el mundo era grande, y Narena nunca podría
pintarlo entero por su cuenta. Fue entonces cuando pensó en encontrar más
pinceles y dárselos a las personas tristes, para enseñarles a pintar todo lo
que los rodeara, y convertir el mundo de blanco y negro en un mundo arco iris.
Un
día normal en aquel nuevo mundo, Narena pintó una nueva pared y en ella se
dibujo con colores una frase que la acompañaría el resto de su vida. La frase
dice:
"Encuentra tu pincel en éste mundo y, pase lo
que pase, nunca lo sueltes"
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