Una rosa como el corazón.

Una rosa como el corazón.

jueves, 26 de mayo de 2011

Ecos Mudos

No conozco más que estas cuatro paredes. No conozco más que estas dos ventanas, ese frágil cuadro de instrucciones, y este objeto. Portador del poder de arrebatar la vida. No conozco mas que estas cuatro paredes, y lo que puedo ver a través de estas dos ventanas. Yace aquí mi cuerpo y alma, encerrados hasta el fin de los tiempos, condenados a obedecer mis necesidades. La puerta, sellada con tablones y ladrillos, impenetrable, de cualquiera de los dos lados. No conozco mi origen. Solo conozco mi fin, y aquel es el que toda alma violada ruega a gritos.

Instrucciones:

1). Arrebatar lo real con desprecio.

2). Arrebatar lo irreal con amor”

No conozco mi origen. Solo se que en algún momento de la existencia, fui encarcelado aquí, y la mera interpretación de estas instrucciones yacen en mi algún rincón de mi razón. Aquel cuadro solo pretende aclarármelo, en caso de perder la cordura.

Desde estas dos ventanas, puedo ver el mundo. No hay diferencia entre ellas dos, en una veo lo mismo que veo en la otra. Pero, aunque mis ojos crean ver lo mismo, existe una diferencia. Personas, caminando sin rumbo alguno, como desorientados, intentado encontrar la luz en un desierto gris. Contemplando cual es el sentido de la vida, y rellenando los rincones de cada calle, a toda hora.

Aquel objeto del que hable, artificio de mis juicios, no necesita de una carga para ser ejecutado. Este objeto nunca pierde su uso. Un ruido instantáneo, generando un eco mudo en todo mi alrededor… las palomas retoman vuelo asustadas. Un cuerpo cae desplomado sobre el suelo. La sangre rodea su torso, la respiración deja de existir. Parece ser de aquellos hombres rectos y muy formales, que gastan su tiempo en intentar mantener una familia, y poder llevar una vida honesta y sincera. La multitud contempla el hecho, y acude en ayuda. Me poso sobre la otra ventana. El cuerpo aun se encuentra en el suelo, la sangre, sigue fluyendo. Aquella persona, su esencia, había contemplado cada segundo. La misma observo como su portador caía lentamente, y dejaba libre su existencia. Continuo observando el cuerpo durante unos segundos, y continuo con el rumbo que llevaba su cuerpo, como si nada hubiera ocurrido. Así, rodeada entre una multitud de esencias, mezclándose, libre de su cuerpo. Saco una caja de cigarros de su bolsillo, y exhalando una bocanada de humo, entro en el primer bar que cruzo su mirada.

La multitud aun rodeaba el cuerpo. Los minutos que demoraban los médicos de una ambulancia recién llegada, eran los que otra persona uso para llevar a cabo el siguiente hecho. Vi claramente como esta, aprovechando la conmoción popular por el fallecido, toma una billetera de uno de los hondos bolsillos del saco de otro hombre. Sin que la victima se diera cuenta, da media vuelta disimuladamente, y con un gesto de desinterés comienza a caminar en sentido opuesto a la posición del cadáver. Aquel reflejo metálico volvía a llamarme. Se convertía en un impulso, y dejaba de ser algo voluntario. Otro eco mudo. La esencia se separa del cuerpo y desaparece, se volatiliza en contacto con el aire. Volví a la anterior ventana. Allí esta. Detuvo su caminar súbitamente, y con la mirada perdida en alguna parte del horizonte invisible, dejo caer la billetera. Cerró sus ojos durante unos segundos, volvió a abrirlos, y reanudo la marcha.

Aun sigo preguntándome, ¿Es esto lo que difiere una ventana a la otra?. Juzgar la vida no es digno de ningún ser humano, y por ello no me considero uno. Solo sigo instrucciones, que han transformado mis necesidades en algo cacotanasico*.

*Cacotanasia: Es la eutanasia que se impone sin el consentimiento del afectado. La palabra apunta hacia una mala muerte.

2 comentarios:

Pendra dijo...

hace tiempo que te leo, peor nunca habia comentado.. me gusto mucho este texto, sigue con el blues.. ._.

Merrick Lovecraft dijo...

Es verdad, o eso creo xD. Gracias por el comentario, y si, seguire con la musica :D. Tienes msn?